Los eruditos a la violeta
- Myosotis Rowan
- 5 feb 2016
- 2 Min. de lectura

A pesar de que no es un libro que pueda entretener y encontrar el gusto en todos los lectores, menos aún cuanto más jóvenes sean, sí es cierto que lo he disfrutado y he tenido que reírme a veces ante esta ácida y abierta crítica hacia tod@s aquell@s que sin saber nada de la cultura, el mundo o la ciencia se las dan de sabios y hablan de lo que no saben, habiendo escuchado campanas sobre el asunto sin saber dónde. Al señor Cadalso, se le olvida, sin embargo, mencionar a esos otros, que sin saber nada ni dar muestras de saberlo, no hacen más que presumir de lo que tienen sin que jamás se les vea su sabiduría por parte alguna más que por lo que ell@s proclaman saber a boca llena. Me he reído de mí misma, porque me reconozco en algunas de estas críticas,cuántas veces he criticado a personajes de la Historia, antes siquiera de haber leído nada sobre ellos de manos de buenos historiadores, sin haberme parado a entenderlos desde aquellos puntos de vista de su época y me sonrío porque en lo mismo que he caído yo, caen diariamente (y lo veo en mi trabajo, que es propicio para ello) más gente de la que creemos. Me he reído porque he visto reflejado a un "compañero" de trabajo, que por dárselas de saber mucho, hace lo que aconseja el libro: soltar una parrafada de palabras que empiezan por "al" (almohada, albornoz, alcázar...) para dar a conocer su vasta sabiduría (nótese la ironía). Y, por último, me he reído porque también he visto una crítica a todos aquell@s que, habiéndose ido a vivir fuera, han regresado sin reconocer su país, casi habiendo olvidado el idioma y criticándolo todo a pesar de que esta estancia fuera de éste ha durado tan sólo 1 mes. Qué absurdo es el ser humano... Sinopsis: Publícase esta obra en obsequio de los que pretenden saber mucho estudiando poco (1772). Es seguro que los dardos de don José Cadalso iban en derechura hacia los mismos "ilustrados", y quién sabe si apuntaban a su propia sabiduría, pues gustaba burlarse de sus defectos. Divide la obra, como se nos dice en el título, en siete lecciones, y en cada una refiere lo que se ha de hacer para aparentar ser docto en Poética y Retórica, Filosofía antigua y moderna, Derecho natural y de gentes, Teología, Matemáticas y miscelánea.