Ninguno de los libros de este mundo te aportará la felicidad, pero secretamente te devuelven a ti mismo. Hermann Hesse
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Don Gil de las calzas verdes
Myosotis Rowan
11 feb 2016
1 Min. de lectura
Pues continuando con lecturas de mi adolescencia, presento a "Don Gil de las calzas verdes".
Releyéndolo no puedo por menos que sonreír al recordar cuánto me apasionaban los enredos que Tirso hacía vivir a sus personajes y las ocurrencias que tenía. Hoy, con esa sonrisa indulgente en los labios, también siento una ligera melancolía, pues la pasión con la que antes leía a don Gil y sus aventuras, no es la misma que he sentido esta vez y, de hecho, he llegado a preguntarme por qué tantas vueltas y revueltas para acabar en el punto en que sabemos que acabará todo. Los enredos de Tirso ya no me apasionan, pero, sin embargo me hacen pensar cómo, al igual que se pierde la inocencia y la capacidad de asombro al cumplirse años, así también la mentalidad histórica ha cambiado llegando a perder esa inocencia.Estas obras para nuestros antepasados, vendrían a ser lo que para esta generación sería una peli en el cine llena de efectos especiales.Me pregunto si dentro de algunos siglos, nuestros descendientes, verán esas películas con esta sonrisa melancólica en sus labios con la que yo he leído a don Gil.Sinopsis:Tiene "Don Gil de las calzas verdes", como todas las farsas del fraile de la Merced, el don de la actualidad imprescindible, privilegio de las obras creadas en colaboración con la vida y, ante ella, como ante "Las Meninas" de Velázquez, el suelo que pisamos y el aire respirable se prolongan y dilatan hasta adentrarse en el siglo XVII.Blanca de los Ríos.