El patrañuelo
- Myosotis Rowan
- 17 feb 2016
- 2 Min. de lectura

Hay hombres de los que es mejor no conocer nada y un ejemplo de ésto sería Juan de Timoneda, que podría compararse, por esa vida casi anónima, con William Shakespeare salvando mucho las diferencias, sobre todo en cuestión de caballerosidad.
Habiendo terminado de leer hace poco a Don Juan Manuel y su "Conde Lucanor", me parece casi imposible creer que, andando el tiempo, haya tal diferencia en estilos, formas de concebir un relato y credibilidad entre ellos. Y, sobre todo, esa ausencia en Don Juan Manuel de maltrato, en todos los sentidos, a la mujer. Porque, en realidad, eso son los cuentos de los que se compone "El patrañuelo", de maltrato en todos los sentidos a la mujer, de misoginia pura y dura. Desde maltratos físicos (cortarles las narices, violarlas y molerlas a palos), hasta maltratos psicológicos y de todo tipo (arrebatarles a los bebés y mantenerlos separados de ellas durante años sólo para ver si le es fiel hasta extremos imposibles y que luego la tonta de la mujer, le perdone cuando se los devuelve y lo adore aún más que antes), pasando por acusarlas de menos entendimiento que un animal, de pegarse al sol que más conviene, sobre todo cuando hay bienes materiales de por medio, de vender a sus propias hijas y mujeres por un puñado de monedas y de alabar a la mujer sumisa y que calla, siendo ésta modelo de toda virtud, se le haga lo que se le hiciere. Sé que las obras clásicas tratan a la mujer de esta forma machista, pero hasta ahora no he encontrado ninguno que llegue a estos extremos y me haya indignado tanto hasta el punto de no haber llegado a leer todas las historias. Por otro lado, los contextos de los cuentos son poco creíbles, llenos de casualidades inverosímiles y con una temática repetitiva donde priman los incestos y el cambio de bebés para que luego encuentren, a través de distintas vicisitudes, a sus verdaderas familias. Un clásico que no debe tenerse en cuenta. Sinopsis: "El patrañuelo" es la primera colección de novelas escritas a imitación de las de Italia, tomando de ellas el argumento y los principales pormenores, pero volviendo a contarlas en una prosa familiar, sencilla, animada y nada desagradable" Menéndez y Pelayo (otro que tal baila)