El paraíso perdido

Todo un poema en prosa. Increíble la cantidad de figuras estilísticas y la complejidad de la descripción paisajista y sentimental. Leer "El Paraíso Perdido", es como estar viendo un cuadro de Klimt. Sin embargo, como todo, tiene su cara y su cruz. Leer el libro bajo las nuevas ideologías que se asientan en nuestro mundo, es aferrarse al reproche que siempre se le ha hecho a la iglesia sobre el papel sumiso y secundario de la mujer, lo cual también es positivo desde el punto de vista de que el lector se hace consciente que para leer ciertos textos y comprenderlos en toda su extensión, se necesita una mente abierta a las ideas más retrógradas y que tanto daño han hecho a ciertos grupos humanos en la antigüedad. Compré "El Paraíso Perdido" cuando leí a Mary Shelley. Su personaje del hombre artificial, creado por el doctor Frankenstein, lee este libro cuando accidentalmente cae en su poder. El ver que uno de mis personajes favoritos de la literatura lo había leído, me hizo comprarlo y leerlo yo también. Sin duda las mejores lecturas son aquéllas que nos recomiendan desde el pasado los autores consagrados en el mundo de las letras. Sinopsis: El Paraíso perdido es la obra de toda una vida dedicada a la literatura, como se desprende del paralelismo de algunas partes de la misma con otros escritos de John Milton (1608-1667). Dedicado a la política durante un tiempo de la mano de Oliveiro Cromwell, Milton reúne en su literatura todo el enriquecimiento que le aportan los distintos escenarios de su vida diplomática. Junto a ello su obra irradia el convencimiento pleno en la religión cristiana heredada del mensaje de su padre, un convencido católico ex protestante. Esta segunda parte la desarrolla plenamente en este poema bíblico religioso de reminiscencias dantescas.