Ninguno de los libros de este mundo te aportará la felicidad, pero secretamente te devuelven a ti mismo. Hermann Hesse
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Carmen
Myosotis Rowan
23 abr 2016
2 Min. de lectura
Aún hoy en día el personaje de Carmen, de la novela con el mismo nombre, del autor Prosper Merimée, sigue causando controversias: ¿Una mujer malvada, casi un demonio, o una superviviente nata en un mundo de hombres?Recuerdo que cuando leí esta novelita corta, no pude aclararme. Para mí Carmen encarnaba la libertad y el mal, pero claro, lo leí muy jovencita. Hoy me pregunto si la libertad puede ser compatible con el mal. Más bien es Don José solito el que acarrea sobre sí y su vida toda la desgracia. Siempre me pareció un pelagatos que no sabía lo que quería o un obsesivo enfermizo cuya pasión nada tenía que ver con el amor.Aunque aquí podría disertar sobre esta novela, sé que no serviría de nada. Cada lector debe hacerse una idea leyéndola. A veces se aclarará con este personaje misterioso y otras, como me pasa a mí cada vez que decido leerla, no. La polémica está servida.SinopsisTras las guerras napoleónicas, los viajeros románticos “redescubrieron” España, ofreciéndonos una visión misteriosa, primitiva y exótica del país, sobre todo de Andalucía. Prosper Mérimée (1803-1870) contribuyó decisivamente a fijar esa visión de España con la creación de Carmen, la cigarrera gitana, mitad ángel, mitad demonio, poseedora de una belleza tan ideal como lasciva. Publicada en forma de libro en 1847, la historia de José Navarro, un soldado ejemplar, serio y cumplidor que acaba convirtiéndose en desertor, bandolero y asesino a causa de la inexorable pasión que Carmen le inspira, expresa a la perfección la fatalidad del deseo amoroso y la pulsión autodestructiva que conlleva. La temprana popularización de la obra a través de la ópera homónima de Georges Bizet y el hecho de que, posteriormente, se haya adaptado al cine en numerosas ocasiones demuestra la pertenencia de Carmen al terreno del mito.