Una vida

Triste como un día sin pan, esta historia muestra uno de esos caracteres que se regodean en su propia desgracia sin tratar de poner medios por remediar, en la medida de sus posibilidades, sus males. Es la enseñanza de que no hay mal que mil años dure y que, a veces, las desgracias, pueden conducirnos a cierta solución o alivio a nuestros problemas y nuestra depresión. Es una crítica a la forma de educar a nuestros hijos, a cuidarnos de no caer en la autoprotección hacia ellos, así como a las típicas historias de amor con príncipe azul incluido y boda a los tres días de conocerlo. Y también es una enseñanza a mantener una actitud imparcial, no sólo ante la vida, sino también hacia las personas, pues entre el bien y el mal y la felicidad y la desgracia, hay mil escalas de grises entre el blanco y el negro. Leer "Una vida" es reconocer la maestría de Maupassant, que tan sólo con tinta negra, sin más grabados, es capaz de transportar al lector a los maravillosos parajes franceses e italianos en los que se desarrolla la obra y raro será aquél que, a través de su pluma, no logre oler las madreselvas y dompedros, escuchar el trinar del pájaro y sentir en su propia lengua el agua fresca y pura de la fuente. Sinopsis: Jeanne, hija única y amadísima del barón y de la baronesa Le Perthuis des Vauds, lo tenía todo para ser feliz. Su matrimonio con Julien de Lamare, grosero y avaro, sera una catástrofe. Su vida se convertirá en una secuencia de duras pruebas y desilusiones. Esta novela, la primera de Guy de Mauppassant, es una pintura notable de la moral provincial de la Normandía del siglo XIX: la aristocracia rural, los sirvientes y campesinos son descritos en ella con un realismo brutal.