Lolita
- Myosotis Rowan
- 3 may 2016
- 2 Min. de lectura

¿Una historia de amor o una historia de perversión? Hay varios argumentos que se decantan hacia un lado o hacia otro. Pero supongo que, al igual que yo, muchos también pensarán que no hay sólo blanco y negro, sino toda una gama de grises y más colores entre ambos extremos. Sin duda, comentar esto en una sociedad como la de hoy en día tan hipócrita y con tantos depravados sueltos, puede ser hasta peligroso, pero lo cierto es que quien haya leído el libro no puede tener a la protagonista principal, Dolores, como el ideal de inocencia y pureza ni a Humbert Humbert como la personificación de la maldad. Si Lolita es una obra de arte, sin duda es porque consigue enfrentar al lector con sus más íntimas creencias. ¿Quién juega con quién? ¿Quién es la verdadera víctima? Desde mi opinión personal, creo que ambos son víctimas y ambos son culpables. Por un lado una niña que ha tenido que crecer al lado de una madre desnaturalizada y que ha aprendido demasiado rápido, sin guía alguna, sin medir consecuencias, creyendo que puede arrasar con todo lo que tiene a su paso sin tener que dar explicaciones ni esperar respuesta por sus actos. Por otro un hombre adulto, enamorado y obsesionado por poseer a una niña-adolescente y que no sabe controlar sus impulsos; que tampoco es capaz de controlar sus actos. Un pederasta, aunque no el más peligroso de toda la trama, que se ve tentado (y no de forma inconsciente) por Lolita a cada paso que da. Un depravado incapaz de pararse a pensar tampoco en las consecuencias de sus actos sobre una mente de doce años. Lolita es esa clase de libro que, dependiendo del lector que abra sus páginas y se atreva a adentrarse en su mundo, podrá ser interpretado de mil maneras distintas cada vez.
Sea como sea, una delicia leerlo por su estética literaria. Sinopsis: La historia de la obsesión de Humbert Humbert, un profesor cuarentón, por la doceañera Lolita es una extraordinaria novela de amor en la que intervienen dos componentes explosivos: la atracción «perversa» por las nínfulas y el incesto. Un itinerario a través de la locura y la muerte, que desemboca en una estilizadísima violencia, narrado, a la vez con autoironía y lirismo desenfrenado, por el propio Humbert Humbert. Lolita es también un retrato ácido y visionario de los Estados Unidos, de los horrores suburbanos y de la cultura del plástico y del motel. En resumen, una exhibición deslumbrante de talento y humor a cargo de un escritor que confesó que le hubiera encantado filmar los pic-nics de Lewis Carrol.