Sauces ciegos, mujer dormida
- Myosotis Rowan
- 3 may 2016
- 2 Min. de lectura

Cuando compré este libro hace cuatro años ya, no sabía quién era Murakami. Lo compré por practicar el francés, pero como luego las cosas se torcieron con este idioma, lo dejé guardado para mejor ocasión.
Cuál no fue mi sorpresa cuando lo encontré hace unas semanas, justo cuando pensaba que tenía que comprar lectura y me decidí a leerlo. De la obra de Murakami se ha dicho que es oscura, depresiva (aunque todavía no he encontrado a nadie que pueda igualarse en esto a Kafka) y que domina perfectamente el mundo del surrealismo literario. Yo no pienso hacer aquí una crítica pomposa a este autor, sólo recomiendo que se lea y que, aunque a veces den ganas de soltarlo si no se es muy tolerante con el surrealismo, que aún así, se siga leyendo, porque Murakami es como uno de esos maestros que parece imposible de seguir, hasta que realmente se le escucha y se le va "cogiendo el punto". Porque decir de Murakami que es surrealista, es quedarse en la superficie. Murakami escribe sobre esos pequeños detalles que ocurren diariamente en nuestra cabeza o en nuestras percepciones más ancestrales. Ésas de las que somos perfectamente conscientes, pero que jamás comentamos porque estamos seguros de que nadie va a entender. Esas percepciones o pensamientos que suelen ocurrir cuando tenemos mucho sueño antes del primer café o en estado de duermevela. Esas ideas y sensaciones, esas pequeñas casualidades, leves como el vuelo de una mariposa, que la gente de a pie no somos capaces de explicar y que sólo es capaz de plasmar una pluma maestra como lo es el de este gran escritor. En las primeras historias, me prometí no volver a leer nada más de este hombre. Hoy, habiendo terminado este maravilloso libro, me pregunto cuándo tendré la oportunidad de encontrar en mi camino otra obra de Haruki Murakami. Sinopsis: Narrador incansable, Haruki Murakami explora en estas veintitrés historias delicadamente elaboradas, una multitud de mundos en perpetua oscilación entre lo real y lo irreal. Entre esas vidas suspendidas, perturbadores retratos: un hombre de negocios embrujado por su primer amor, una pareja adúltera refugiada en una isla griega, un hombre obsesionado por los espaguetis, e incluso un vigilante nocturno perseguido por su propio reflejo...Tanto si todos ellos esperan un presagio o un espejo, la muerte o un canguro, todos están impregnados de una melancolía poética que fascina por estar presente en cada uno de nosotros.