top of page
Buscar

El palacio de los cuentos: marzo

  • Foto del escritor: Myosotis Rowan
    Myosotis Rowan
  • 15 may 2016
  • 3 Min. de lectura

Siempre hemos pensado que los cuentos son para niños, inventados para niños y escritos para niños. Y... nada más lejos de la realidad.


Cuando vamos a las grandes superficies y les compramos a nuestros hijos, nietos o sobrinos un cuento, siempre le compramos el típico cuento finito de dibujos infantiles como el "Lobo y los siete cabritillos", "Caperucita Roja", "Blancanieves" o "La sirenita". Casi todos ellos falsificados, tergiversados estilo Disney. ¿Por qué? ¿Por qué no leer los originales, los que de verdad se escribieron y son crueles, donde la bondad no siempre es recompensada y donde el protagonista no siempre es dechado de virtudes, sino que es ladino, asesino, mentiroso y hasta libidinoso dependiendo del cuento (véase la Bella Durmiente original, donde al despertar, es madre de dos niños que el príncipe se los hizo tras violarla mientras dormía). Pues la respuesta es sencilla: porque en principio, los cuentos se hicieron para entretener a gente que podía pagar al cuentero u ofrecerle algo a cambio de esos cuentos, como una habitación para pasar la noche. No eran cuentos para niños, sino para adultos. Por ejemplo, Caperucita Roja no es ni más ni menos que una admonición a las jovencitas que comenzaban a abrirse a la vida para que no se fiaran de las palabras de los hombres (lobo), pues podría comérselas (acostarse con ellas) y, como consecuencia tener un mal fin (el rechazo de la sociedad hacia ellas tachándolas de perdidas y malas mujeres). Y así uno tras otros, todos los cuentos.

El palacio de los cuentos me gusta precisamente por esto. No disimula nada, no edulcora los cuentos. De hecho se dan casos de bigamia consentida y de héroes que son unos sinvergüenzas sin escrúpulos que sí, que matan gigantes (a veces no del todo malos y más honrados en muchos casos que el propio protagonista) y es aclamado al final por el pueblo que se ve beneficiado y no le importa subir al trono a un sinvergüenza y enaltecerlo sin importarle los medios que ha utilizado para conseguir sus objetivos. Y ese ejemplo no es ni más ni menos que lo que vemos hoy en día.

Como veis, ni más ni menos que la realidad.

Así que debemos comenzar a desterrar de nuestra mente que los cuentos son sólo para niños o que son perjudiciales para las niñas de hoy en día, puesto que no es que los cuentos sean de por sí machistas, sino que nos muestran una realidad de la época y son también, al igual que los libros de historia, un referente para conocer el rol de mujeres, hombres, ricos y pobres de las distintas épocas.

La colección cuenta con doce libros, de los que sólo tengo dos. Cada libro representa un mes del año y cada cuento un día del mes.

Sin duda, lectura interesante, no sólo para distracción, sino también para ver cómo van evolucionando los cuentos según las regiones y las semejanzas entre unos y otros a pesar de la distancia.

Marzo corresponde a cuentos irlandeses, escoceses, ingleses, cornualleses, galeses y de la isla de Mann, pues además cada tomo está dedicado a cuentos de cada uno de los cinco continente y distintas culturas.

Sinopsis:

Las 365 ventanas de este palacio se abren a verdes prados y agrestes montañas, a mares encrespados y cumbres heladas porque los cuentos populares que lo habitan- tantos como días del año más una noche- provienen de todos los rincones de Europa y han sido escritos en 52 lenguas vivas del continente. La edición, a cargo de Ulf Diederichs, presenta un cuento para cada día- una ventana que el lector puede abrir, o no, el día correspondiente-, erigiendo un palacio fabuloso con los mejores cuentos tradicionales europeos.


 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

© Copyright 2023 My Site Name. All rights reserved.

  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
  • Google Classic
  • RSS Classic
bottom of page