Diálogo de Mercurio y Carón

Tras leer esta obra, no me extraña nada que la Inquisición quisiera quemar y hacer desaparecer todos los ejemplares de este "Diálogo", y es que a Alfonso de Valdés se le nota más de una pluma; una de ellas sus simpatías y, me atrevería a decir, su adhesión a la nueva religión del iluminismo y la erasmita. La otra pluma que se le ve, es hacia qué señor van puestos sus servicios y su pluma. Si alguien pudiera llevarse el título y el trofeo al Pelota Mayor, no sería otro más que Alfonso de Valdés, pues en su retrato a Carlos V, éste, más que hombre, parece cuasi ángel divino sentado a la diestra de Dios. Una obra entretenida y educativa históricamente hablando donde se nos relata todo lo acontecido en el saco de Roma y las causas detonantes y las consecuencias posteriores. Un libro que me entran ganas de regalárselo a políticos y reyes para ver si los ilumina con sus enseñanzas, porque ABSOLUTAMENTE todo se ven muy perdidos. Sinopsis: Alfonso de Valdés remite en su prólogo a tres fuentes principales: Luciano, Pontano y Erasmo. Si bien su diálogo puede considerarse lucianesco, lo es a través de Erasmo. En algunas de sus escenas, el "Diálogo" recuerda a "Las Danzas de la Muerte" medievales, pero el espíritu religioso que expresa es completamente nuevo. Valdés se muesra muy personal en el estilo cuando dialoga o transmite de forma directa. Su "Diálogo" presenta una prosa vivaz y bellamente clásica, fácil de entender en nuestros días, lo cual nos facilita el esclarecimiento de otros tiempos de nuestra historia. Y, de paso, comprender mejor a aquellos hombres convencidos de que estaban poniendo su grano de arena en pro de un mundo mejor. A pesar d elas contradicciones, Alfonso de Valdés fue un apóstol de la paz, cosa que siempre tiene vigencia y más en este tiempo que vivimos. Ojalá esta perla literaria del siglo XVI contribuya a "alumbrar" el pensamiento de los lectores.