Cuentos

Recuerdo, como si fuera ayer, mi primer encuentro con Hermann Hesse a través de su trabajo. El primer libro suyo que cayó en mis manos fue quizás uno de los menos conocidos de los que llegaban a nosotros en aquel tiempo. Todos conocían "El lobo estepario", "Demian" y "Siddharta" y hasta ahí llegaba el conocimiento sobre su obra. Sin embargo, cuando comencé a estudiar alemán, una de las lecturas obligatorias era "Narciso y Goldmundo". Y fue con esta obra con la que me cautivó. De hecho la he leído varias veces y sigue teniendo ese encanto de la primera vez. Las veces que me he reencontrado con este autor, me he dado cuenta que no son las historias lo que me atraen en sí mismas, sino las ideas qeu expone, más allá de las acciones de sus personajes, y la forma de expresarlo. Y precisamente, estas ideas, esta forma de ver el mundo, esa alusión a una clase de filosofía, psicología o espiritualidad tan mística, también encontrada en otros autores como Marion Zimmer o incluso Pinkola Estés, es lo que me llevó a preguntarle a mi antigua maestra María Lourdes Alonso Gómez sobre esta clase de pensamiento, si tenía algún nombre o era una corriente mística ya perdida en esta sociedad de consumo y prisas. Pues bien, sólo con sus cuentos he entendido por qué me atrae tanto Hesse, como los insectos a la luz. Y es que, no sólo no importan tus circunstancias en un momento determinado, da igual cómo te sientas o qué te haya ocurrido, cuando lees a Hesse, este hombre va a tener una frase para ti, para tus circunstancias y situación actual, te va a hablar al corazón, te va a hablar a ti, como si estuviera mirándote y vas a encontrar un alivio tremendo para sobrellevar tu carga (confieso que me salvó un día de mis demonios y eso es muy difícil de conseguir, pero el día, que no prometía precisamente ser de los mejores, de repente se hizo mucho más llevadero), sino que, además,en esta lectura me he dado cuenta que lo consigue, como un mago lo haría, porque habla de la belleza de la vida, de su fugacidad y de su verdadero significado. Antes de ayer, precisamente, una compañera me decía que hombres como Hesse no pueden ser buenos compañeros sentimentales, porque están tan atormentados, que necesitan demasiado tiempo para pensar en ellos. Yo no sé si lleva razón o no, sólo sé que si ese tormento existe, un tormento que todos llevamos dentro porque tenemos miedo a la enfermedad, a la pérdida de nuestros seres queridos, a la muerte, a la mediocridad, a desperdiciar nuestras vidas, a quedarnos estancados, sin duda es el que le ha enseñado a buscar también en él esa dulzura que nos acaricia y consuela dentro de esos tormentos tan humanos. Precisamente la esencia misma de la belleza de la vida. Sinopsis: Nadie puede decir que sus cuentos son para niños o son cuentos de hadas... Los cuentos de Hermann Hesse encierran tanta poesía, que induce al lector a cierta contemplación tan sencilla como la mente de un niño y tan profunda como la de un sabio.