El Quijote (apócrifo)
- Myosotis Rowan
- 20 dic 2017
- 2 Min. de lectura

En este año, en Sevilla, se está celebrando el cuarto centenario del nacimiento del maestro Bartolomé Esteban Murillo. Y, para mí, sin embargo, este año parece el centenario del Quijote. No sólo me lo he vuelto a leer por segunda vez, puesto que hace ya diez años que me lo leí la primera, sino que, además, picada con el asunto del apócrifo y aprovechando la Feria del Libro Antiguo en Plaza Nueva, me hice con una tercera edición de 1959 del del misterioso Avellaneda. A pesar del maltrato que Avellaneda tiene hacia los maravillosos personajes creados por Cervantes, a pesar de vejarlos y ridiculizarlos, de manosearlos hasta volverlos caricaturas de los originales, es necesario leérselo, porque sólo leyendo el Quijote apócrifo, el lector se vuelve plenamente consciente de lo que el Quijote cervantino significa. Sólo entonces toma pleno conocimiento del hecho de que El Quijote es a la literatura lo que Las Meninas a la pintura, en una perfecta dimensión, que vuelve a los personajes tan reales que pareciera que se mirara hacia ellos desde una óptica histórica. Esta percepción se hizo nítida en mí cuando me di cuenta que el Quijote cervantino había oído o, creo recordar, que incluso leído, algunos pasajes del Quijote apócrifo. Si esto fuera así, ¿no se habría cuanto menos asombrado de que tomando al apócrifo por él, el real, le hicieran burla tratándolo y creyéndolo loco? ¿O es que el Quijote cervantino daba por sentado que se burlaban del falso Quijote por saber que no era el real, sino un usurpador?
Todo esto me lleva a una idea peregrina. Ese cambio de estilo, de velocidad narrativa, de falta de sutileza que tiene el original... ¿no serían hechas aposta por el propio Cervantes que oculta su personalidad tras el pseudónimo de Avellaneda? ¿Puede ser, que en un arranque retorcido, el propio Cervantes tratara de boicotear su propia obra, para dar que hablar y que así, la original, tomara más relevancia entre los lectores de la época? Como digo, una idea muy peregrina, pero el misterio tras Avellaneda, da mucho juego.
Sinopsis (de Wikipedia):
Se ha venido llamando Quijote de Avellaneda o, más recientemente Quijote apócrifo a la obra titulada Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quixote de La Mancha, firmada por el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, natural de la villa de Tordesillas, aunque ya desde el momento de su publicación, se consideró un pseudónimo.