Blacksad I: Un lugar entre las sombras

No leía cómics o novelas gráficas, desde mi infancia. Hace poco descubrí los cómics de Hellboy y para nuestra próxima tertulia literaria en Rara Avis, salió ganadora por goleada Blacksad.

La primera sorpresa grata que me llevé fue que hasta a mi madre le gustó el formato y las ilustraciones, las cuales son magistrales y auténticas obras de arte.

La segunda fue encontrarme ante una trama sencilla y potente al mismo tiempo.

Tras leer la historia, Blacksad podría considerarse a la altura de las mejores novelas negras de Ellroy o Montalbán dentro de su estilo y género.

Además, Blacksad, dentro de su vocabulario a veces malsonante, es uno de los ejemplos más claros de tolerancia. Al representar a los animales con forma antropomórfica, las fobias ridículas o la intolerancia no tienen razón de ser (como así es en el mundo real). Así mismo caen tabúes absurdos en cuestión de relaciones entre los distintos protagonistas y digamos que, el odio, queda relegado a problemas e intereses más o menos personales o a un sentido de justicia y no es extraño viendo a un gato coqueteando con un reptil o con un león.

Por poner una pega: la brevedad de la novela. El precio me parece un tanto elevado en comparación con la extensión de la historia... o tal vez sea que me he quedado con la miel en los labios.

Sinopsis:

Una estrella muerta, un pasado destapado, una madeja que se desenreda y deja al descubierto un mundo lleno de corrupción.

Y en medio de todo, un detective. Blacksad.