Flamenco. Arqueología de lo jondo
- Myosotis Rowan
- 9 jul 2018
- 3 Min. de lectura

"Nadie es profeta en su tierra", y leyendo este estudio, nos damos cuenta que algo tan archiconocido como es el Flamenco, tan apreciado como es fuera de nuestras fronteras, es el gran desconocido en la tierra que lo vio nacer. Y es que no hay nada que destruya más lo auténtico, que el manoseo despiadado que convierte todo lo que toca en producto de mercadotecnia hasta el punto de desproveerlo de alma, de su significado más auténtico. Y ante eso, lo único que podemos hacer, es buscar de nuevo el corazón, la fuente original, para recordar aquello que se ha desgastado y se desvanece por las miradas superficiales. Hay muy pocos libros que realmente ayuden a sanar, aunque son muchos los que se denominan como "de autoayuda", perdiéndose en parábolas que ni los propios autores entienden. Y son aquéllos, los más sencillos, que no simples, los más profundos porque no tratan de erigirse con la verdad absoluta, los que terminan sanando sin pretender ser de "autoayuda". Unamuno dijo una vez: "El fascismo se cura leyendo y el racismo viajando". Y yo digo que ambas, se pueden curar leyendo. Antonio Manuel, con su obra "Flamenco. Arqueología de lo jondo" ha conseguido uno de esos pocos libros, que cuento además con los dedos de una mano y me sobran dedos, que llamo curativos o sanadores. Esos escritos son los que tocan el alma, llegan a ella, le transmiten el rayo verde curativo, les insufla aires frescos y consiguen sanarlo. Y mientras he encontrado esos pocos libros que sanan heridas internas propias, Antonio Manuel consigue sanar heridas lejanas colectivas que han llegado a nuestros días a través de los siglos, que siguen dañando por el desconocimiento que tenemos de ellas. El racismo y la xenofobia no tienen razón de ser, desde el primer momento en que todos nosotros y nuestros antepasados nos fuimos asentando poco a poco en distintos sitios, emigrando de un lado a otro hasta crear asentamientos. Pero son huellas que hemos olvidado. En nuestra tierra, el racismo y la xenofobia tiene menos razón de ser que en ningún otro sitio, porque la tierra, donde hundimos las raíces, esa tierra viva, que no yerma, aunque no la oigamos, ha acogido con los brazos abiertos y generosos a las distintas razas, etnias y nacionalidades que han pasado por ella, aunque hayamos sido los hombres, con nuestras vilezas, los que hayamos intentado hacernos con ella, esclavizándola y tratando de volverla homogénea a pesar de su amor por lo heterogéneo.. "Flamenco. Arqueología de lo jondo" sana precisamente eso, el miedo al que es diferente, sana la memoria, combatiendo el alzheimer en el que parecemos habernos hundido todos y del que nos negamos a salir y consigue que renazcan los brotes verdes de nuestras raíces resecas, devolviéndonos al manantial histórico y artístico primigenio. Un libro para sanar y una luz para reconocer.